Esto sí, esto no, esto tal vez.
Siempre me han gustado muchas cosas, hacer muchas cosas, siempre relacionadas con la creatividad. He estado en múltiples actividades: desde clases de teatro hasta participar en puestas en escena, clases de baile. Alguna vez intenté tocar el saxofón; fracasé rotundamente, jajaja (mejor solo aprecio la música).
También he tomado talleres de encuadernación, ¿teatro experimental? No recuerdo el nombre, pero era teatro con danza contemporánea. Teníamos que recitar un texto mientras nos movíamos; fue divertido. Cerámica, pintura en acuarela, programación (spoiler: duré dos clases), animación en After Effects (no terminé, definitivamente no es lo mío), lettering, por mencionar algunos. De hecho, escribir esto me ha hecho recapitular la cantidad de actividades creativas en las que he participado y donde he aprendido algo, mucho o poco.
Mucho tiempo me conflictuó porque sentía que hacía todo, pero no me enfocaba en nada. Bueno, solo una cosa ha estado presente todo este tiempo y es la fotografía. No la he soltado desde el momento que supe que quería fotografiar y que, para mí, crear imágenes es un medio para expresarme, es mi lenguaje.
Somos muchas cosas.
Hace poco escuché una frase que hablaba de “intentar todo para saber lo que sí quieres y lo que no”. Me resonó mucho, cómo he intentado un montón de cosas, pero la fotografía siempre me acompaña, siempre la elijo. Todo lo demás me ha ayudado a recordar que la fotografía es algo que me gusta mucho, pero que también puedo aprender nuevas cosas. Siento que a veces nos queremos identificar con una sola cosa; muchas veces a lo que le dedicamos una carrera universitaria que no necesariamente congenia con lo que somos hoy. Creo que somos el conjunto de todo lo que vemos, escuchamos, aprendemos, y una disciplina se puede complementar con la otra.
Cuando empezó la pandemia, por allá del 2020, creo que todos la recordamos; no hay necesidad de puntualizar la fecha, pero como quiera lo voy a hacer. No podíamos salir, era estar en nuestras casas 24/7 y yo tuve el privilegio de estar trabajando desde casa. Pero al pasar los días, semanas, meses, extrañaba fotografiar, aprender algo nuevo, y muchas veces pensé en desarrollar un proyecto personal fotográfico que tuviera relación con mi espacio, con mi hogar, pero simplemente no me inspiraba. En ese momento el dibujo fue un escape, fue un apoyo para calmar la ansiedad, pero también para expresarme por medio de la imagen. Me compré unos plumones, una libreta y dibujé, dibujé y dibujé; ponía música y me ponía a dibujar por 2 o 3 horas. Era como estar en un trance, en otra sintonía que me daba mucha paz. Y eso me hizo reconectar con mi yo adolescente, cuando dibujaba pero dejé de hacerlo porque “no era buena” y descubrí que el dibujo también es una forma en la que me gusta expresarme, como la fotografía. Por eso, cuando me preguntan a qué me dedico, decir que soy fotógrafa me gusta pero no me re suena del todo porque creo que me identifico más con “artista visual”, alguien que puede compartir cómo ve el mundo a través de “pintar con la luz” o “pintar con tinta” o hacer collage o crear una pieza. Las posibilidades son infinitas, somos y hacemos muchas cosas cuando somos artistas, y bueno, decir que “eres artista” frente al mundo es otro tema.
Cuestionar lo que crees de ti mismo.
Y, ¿por qué escribo todo esto? Además de porque estoy haciendo un ejercicio de escritura, porque toda la vida creí que no sabía cómo hacerlo y me cerré esa puerta. Este año he estado redescubriéndome y cuestionando si lo que me dije o me dijeron que era es verdad, así que me he estado empujando a escribir más, a sacar lo que siento no solo con imágenes, sino con palabras. Esto justo está ligado a todo este texto, no solo somos una cosa y las disciplinas se complementan unas con otras. Podemos ser lo que queramos ser, ya lo dijo Barbie.
Por mucho tiempo, mi proceso creativo para crear proyectos fotográficos empezaba desde la estética: cómo quería que se viera, la paleta de color, los encuadres, múltiples referencias visuales, todo desde mi ojo estético y cómo veo las cosas. Pero la parte del significado siempre la dejaba en segundo plano y cuando me preguntaban qué quería decir con mis imágenes, yo respondía con características visuales y no con el significado. Porque, ¿tenían realmente un significado? Conscientemente no, probablemente inconscientemente sí. Pero justo este tema da para escribir mucho más. El punto es que este primer escrito es un ejercicio para mí, para compartir lo que pienso. Es un ejercicio de vulnerabilidad porque es abrirse, compartirse, algo que poco a poco he venido practicando desde hace 4 años que empecé terapia.
El punto es que te invito a intentar, a tomar esa clase que dudas, a dibujar, a bailar, a experimentar en esa disciplina en la que crees que no eres bueno. No todo tiene que ser monetizado o sacarle algo; a veces solo es por el gusto de hacer las cosas y, mientras pasa, refuerza en lo que sí eres bueno, lo que te gusta, disfrutas y que si pudiera ser algo que te ayude a vivir de “tu arte” o no, eso solo lo decides tú.
Antes de irme, me presento. Soy Caro Alanis, artista visual que esta iniciando este blog sin saber necesariamente cómo. Gracias por acompañarme en esta nueva aventura.